lunes, 16 de julio de 2012

NUESTRO CEREBRO INTESTINAL

  

 UN “SEGUNDO CEREBRO” FUNCIONA EN EL APARATO DIGESTIVO Y PUEDE QUE REGULE EMOCIONES.


En esta mujer de cristal que se exhibe en el "Museo Alemán de la Higiene", en Dresde, se aprecia el parecido visual entre nuestros dos cerebros, el que habita en la cabeza y el intestinal.                    

En realidad se trata de una metáfora de las similitudes existentes a nivel bioquímico y celular.

  

 SU RED NEURONAL NO ELABORA PENSAMIENTOS, PERO INFLUYE EN EL ESTADO DE ÁNIMO Y HASTA EN EL SUEÑO.

Que se use la palabra “entripado” para referirse a un enojo podría no ser del todo metafórico. Y que el estómago “se cierre” en una situación estresante o que parezca poblado de mariposas ante el amor también tendría una explicación científica. 
El aparato digestivo está tapizado por una red de neuronas (células nerviosas) de tan amplio alcance que algunos científicos la han denominado “segundo cerebro”.
 
Y ese cerebro, según estudios científicos recientes, influye en nuestro estado de ánimo, carácter y hasta en el ritmo de sueño.
 
Michael Gershon, investigador de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, y autor de "El segundo cerebro"(The Second Brain), un libro de referencia en las investigaciones sobre el tema, explica que, conocido técnicamente como sistema nervioso entérico, el segundo cerebro está compuesto por capas de neuronas ubicadas en las paredes del tubo intestinal, y que contiene unos 100 millones de neuronas.


El pequeño cerebro que tenemos en las entrañas funciona en conexión con el grande, el del cráneo, y en parte determina nuestro estado mental y tiene un papel clave en determinadas enfermedades que afectan otras partes del organismo.
 
  • Además de neuronas, en el aparato digestivo están presentes todos los tipos de neurotransmisores que existen en el cerebro. 
  • De hecho, el 95% de la serotonina, unos de los neurotransmisores más importantes del cuerpo, se encuentra en el intestino.

 
Emeran Mayer, profesor de Fisiología, Psiquiatría y Ciencias del Biocomportamiento de la Universidad de California, afirma que una gran parte de nuestras emociones probablemente se vea influida por los “nervios de los intestinos”.
 
El científico Michael Gershon afirma, que ahora se sabe que en el intestino hay células madre adultas que pueden reemplazar a las neuronas que mueren o son destruidas.

El Sistema Nervioso Entérico le habla al cerebro y este le responde. El intestino puede afectar el humor, y la estimulación del nervio principal que conecta al cerebro con el intestino (el vago) puede ayudar a aliviar la depresión, y es usado para tratar la epilepsia”.

Para Gershon, el segundo cerebro tiene un papel en la mayoría de las cosas que enferman al intestino, desde el síndrome de colon irritable hasta las enfermedades relacionadas con la inflamación del intestino. “Uno no puede vivir sin su Sistema Nervioso Entérico".
 
Hasta la Constipación de la tercera edad es un problema del segundo cerebro.
Según Ezequiel Gleichgerrcht, investigador del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), las personas que sufren trastornos gástricos desarrollan síntomas psiquiátricos. Y, de manera inversa, se sabe que algunas patologías psiquiátricas y neurológicas tienen una mayor incidencia de trastornos del tracto digestivo que en la población normal.