sábado, 28 de noviembre de 2009

LOS PELIGROS DE SER UN OBESO FELIZ



La imagen estereotipada del gordito feliz puede ser una bomba de relojería en lo que a salud se refiere y es que una incorrecta percepción de cuál es nuestro peso ideal puede influir en el desarrollo de la obesidad e impulsarnos a favorecer los riesgos cardiovasculares.

Esto se ha revelado en un reciente estudio presentado en última la Reunión Científica de la Asociación Americana del Corazón que ha revelado que un 8% de los obesos tiene un concepto erróneo del tamaño de su cuerpo, por lo que no creen necesario perder peso o incluso consideran que pueden aumentarlo sin que esto suponga un problema.


Estos resultados se han obtenido en el Centro Médico de Dallas de la Universidad de Texas Southwestern (EEUU), dentro de las investigaciones que forman parte del Estudio de Corazón Dallas, una encuesta en la que han participado casi 6.000 personas y que tiene como meta descubrir nuevas causas tratables de las enfermedades cardiovasculares.

De las 5.893 personas que formaron parte del estudio 2.056 eran obesas y de entre ellas un 8% manifestó estar conforme con su peso o pensar incluso que podrían aumentarlo sin que ello fuese un problema. "Casi 1 de cada 10 individuos obesos está satisfecho con el tamaño de su cuerpo y no percibe que deba perder peso. Se trata de una cifra considerable que no entiende que tiene sobrepeso y cree que está sano".


Entre los obesos, un 14 % de los negros y un 11% de los hispanos se mostraban satisfechos con su cuerpo y creían no necesitar perder peso, mientras sólo un 2% de los blancos estaba contento con su talla.


Quienes no mostraban una correcta percepción de su cuerpo creían que estaban sanos, pero en realidad un 35% de ellos presentaba tensión arterial alta, el 15% tenía el colesterol alto, el 14% sufría diabetes y el 27% era fumador. Estos factores de riesgo eran similares a los de personas obesas que reconocían tener problemas de peso y necesitar adelgazar.


De entre todos ellos entre un 2% y un 3% consideraba que su peso ideal se situaba por encima de lo normal. La mayor parte de estas personas eran mujeres afro-americanas con un índice de masa corporal demasiado alto, presión arterial elevada y alta resistencia a la insulina.

Además, los médicos descubrieron que los obesos que no admitían serlo eran menos propensos a acudir al doctor. Un 44% de ellos no había acudido al médico el año anterior frente al 26% de las personas con sobrepeso que admitían necesitar adelgazar.

Entre quienes habían visitado el médico el año anterior los obesos que no creían preciso bajar de talla fueron mucho menos proclives a admitir que su médico les había dicho que tenían que perder peso, ya que sólo un 38% lo reconoció frente al 68% de quienes admitían tener sobrepeso.

Por otra parte, sólo un 38% de los obesos reticentes a admitir su problema habló con su médico acerca de la posibilidad de introducir posibles cambios en su dieta, mientras un 64% de quienes sí reconocían su trastorno sí hablo con su doctor acerca de establecer modificaciones en sus hábitos alimenticios.


Finalmente, se llegó a la conclusión de que los obesos que estaban satisfechos con su cuerpo no hacían ejercicio mientras que la media de quienes sí reconocían su gordura sí practicaban deporte regularmente.

"" Entender y tener en cuenta esta percepción errónea puede ser un nuevo y eficaz objetivo para el tratamiento y la prevención de la obesidad "".
Dado que muchos de estos individuos creen estar más sanos de lo que realmente están no van al médico.