El concepto de usar un aroma para producir una sensación saciante al masticar productos alimenticios se vislumbra como una alternativa prometedora y atractiva en el campo de la búsqueda de soluciones para hacer frente a la obesidad.
Recientemente se ha publicado en la revista "Journal of Agricultural and Food Chemistry", los resultados de un trabajo de investigación liderado por Rianne Ruijschop del NIZO Food Research, centro pionero en la investigación de la relación entre aromas y saciedad.
Como complemento a los ingredientes, que se centran en la fase de post-ingesta y post-absorción en la cascada de la saciedad, la liberación de aroma retronasal durante la fase de ingestión del alimento tiene un efecto saciante para el consumidor que se percibe inmediatamente. Al parecer las moléculas que componen el aroma de un alimento activan áreas del cerebro relacionados con la saciedad dando la señal de plenitud.
El reto ahora es aplicar estos conocimientos a la formulación de alimentos saciantes, que conduzcan a una mayor calidad y / o cantidad de estimulación de aroma retronasal.
Aunque hay que tener en cuenta, que próximamente la Unión Europea elaborará una lista comunitaria de aromas y fuentes de materiales apropiados para su uso en alimentos, asesorado por la EFSA (Autoridad Europea de la Seguridad Alimentaria ).
Los aromas que no se encuentren en dicha lista quedarán prohibidos.
El nuevo Reglamento establece que el término "natural" sólo podrá utilizarse cuando la fuente de origen se recoja en la etiqueta, y siempre que al menos el 95% de los componentes del aroma se obtengan a partir de esa fuente de origen - requisito que no se recoge en la antigua directiva sobre aromas.
Al grupo de aromas de EFSA le preocupa que algunos de los principales aromas alimentarios usados en la Unión Europea puedan ser genotóxicos. Si resulta que las sustancias son genotóxicas, EFSA dictará un dictamen negativo aconsejando su prohibición.