Os presento aquí, el último artículo publicado por mi amigo David H. Freedman en la revista Scientific American.
La obesidad representa un grave problema de salud. Si se mantiene la tendencia actual, en EE.UU. pronto superará al tabaquismo como causa principal de muerte prematura, de reducción de la calidad de vida y con sobrecostes en la atención sanitaria.
Un tercio de los adultos estadounidenses son obesos, según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), y otro tercio padece sobrepeso. La obesidad es responsable de más de 160.000 fallecimientos al año, según un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association.
Por término medio, una persona obesa le cuesta a la sociedad más de 7000 $ al año, gasto derivado de la pérdida de productividad y del tratamiento médico, según investigadores de la Universidad George Washington. A lo largo de su vida, una persona con 32 kilos o más de sobrepeso ocasionará unos sobrecostes médicos de unos 30.000 $, dependiendo de la raza y el sexo.
La fórmula básica para perder peso es sencilla y conocida por todos: consumir menos calorías que las que se gastan. Si fuera así de fácil, en EE.UU. la obesidad no constituiría el primer problema de salud relacionado con el estilo de vida.
Para una especie que evolucionó hacia el consumo de alimentos muy energéticos en un entorno en que el hambre representaba una amenaza constante, hoy adelgazar y mantenerse esbelto supone una seria dificultad en un mundo abrumado por mensajes publicitarios y alimentos hipercalóricos sin valor nutritivo.
" Casi todos los que intentan seguir una dieta
a la larga la abandonan".
Una revisión de 31 estudios sobre dietas, llevada a cabo en 2007 por la Asociación Americana de Psicología, concluyó que al menos 2 tercios de quienes habían seguido una dieta pesaban más que 2 años atrás, antes de ponerse a régimen.