miércoles, 31 de marzo de 2010

NECESIDAD Y DERECHO AL AGUA



El 22 de marzo se celebró el Día del Agua.

Más de 900 millones de personas en todo el mundo no tienen acceso a agua limpia y 2.5 millones carecen de unas condiciones de salubridad adecuadas.

El agua debe convertirse en un derecho, para que sobrevivan millones de personas de este mundo.

El cambio climático va a suponer y está suponiendo una amenaza muy importante para el agua. Si la comunidad global no adopta una posición determinante para resolver el problema del cambio climático (y determinante no es, evidentemente, la falta de compromisos mostrada en la reciente cumbre de Copenhague), territorios enteros pasarán a convertirse en desiertos sin agua.

Existirá además una mayor frecuencia e intensidad de inundaciones y las lluvias torrenciales incrementarán la incidencia de enfermedades transmitidas por el agua y que representan una de las principales causas de muerte para la infancia.

Menos agua: más enfermedades y mayor tasa de mortalidad infantil

Se estima que el 10% de las enfermedades a nivel mundial se propagan por una inadecuada disponibilidad de agua limpia, de higiene y de infraestructuras de saneamiento. Cada año, tres millones y medio de personas mueren como consecuencia de una falta de acceso al agua potable, unas condiciones de higiene muy pobres y una escasez o malas condiciones de los servicios y los sistemas de alcantarillado.


Ante esta situación, los niños y las niñas son especialmente vulnerables: un millón y medio muere cada año (en torno a 4.000 niños y niñas cada día) como consecuencia de una mala calidad del agua o unas prácticas de higiene inadecuadas.

Una de las causas principales de muerte entre los niños menores de cinco años es la diarrea: cada año, 1.400.000 niños menores de cinco años mueren por sus efectos. El 88% de estas muertes pueden atribuirse directamente a problemas en el agua.

Una cantidad insuficiente de agua limpia, incluso para lavarse las manos, puede enlazarse con la propagación de otras enfermedades como la aparición de lombrices intestinales que provocan infecciones en los niños e incrementan su vulnerabilidad frente a la desnutrición y la anemia.


Por poner un ejemplo; en el Africa subsahariana, el 42% de la población no tiene acceso a sistemas de distribución del agua. Del mismo modo, el 18% de la población está obligado a desplazarse para lograr agua potable y en la mayoría de los casos, son las mujeres y las niñas las que tienen que hacer este trabajo.


El calentamiento global está teniendo un gran impacto en la cantidad y calidad del agua.

Muchos lugares del planeta están sufriendo sequías cada vez más severas y frecuentes lo que amenaza aún más el peligro de la desnutrición. Se estima que la carestía de alimentos afecta a más de 178 millones de niños y niñas y que representa la causa de muerte de más de 3.200.000 de niños cada año. Para 2015, todo esto se traducirá en más de 25 millones de muertes de niños y niñas.


Uno de los puntos del 7º Objetivo de Desarrollo del Milenio es el de reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de personas que carezcan de acceso sostenible a agua potable.

El agua es un derecho y como tal debe estar garantizado.

Valoremos y aprovechemos bien este recurso.